martes, 28 de abril de 2020

Los límites de la ira

SOBRE LOS HUESOS DE LOS MUERTOS
Olga Tokarczuk
Premio Nobel de Literatura 2018
Editorial Océano
2015


Janina Duszejko es una ingeniera jubilada que vive sola en una cabaña en las afueras del pueblo polaco de Klodzko, cerca de la frontera con "Chequia".  Una noche la va a buscar su vecino Pandedios para decirle que Pie Grande ha muerto. Janina, que odia su nombre, suele ponerle otros nombres a las personas que conoce según su apariencia. Pie Grande era un cazador furtivo, desagradable y cruel con los animales. A Janina nunca le gustó, lo denunció a la policía y no hicieron nada. Ahora está muerto, atorado por un hueso de corzo.  Viéndolo, tratando de arreglarlo con Pandedios en su sucia covacha, Janina piensa de pronto que su muerte podía constituir algo bueno, porque lo liberó de su desordenada vida y "liberó a otros seres vivos de él". De pronto se da cuenta  "de qué buena podía ser la muerte, oportuna como un desinfectante o una aspiradora".


La señora Duszejko es aficionada a los horóscopos, a relacionar las cosas según los planetas. Da clases de inglés a los niños y lee a Blake;  ayuda a Dioni, antiguo alumno suyo, a traducir sus poemas y cartas. Cuida las casas vecinas y recorre sus colinas cubiertas de nieve; han levantado unas torretas de madera para los cazadores, y ella siente ira por las matanzas sin sentido de los animales. Y "quien siente ira y no actúa, propaga la epidemia. Eso es lo que dice Blake".

Aparecen otros cadáveres y rastros de animales a su alrededor; es la venganza de los animales, dice Janina.


Este es un libro sobre la ira, la ira como un fuego que quema por dentro, por la impotencia, por sentirse inútil,  por no ser escuchado, por ser tratado de loco por creer que los animales son valiosos. Janina le pide al médico algo que la insensibilice, que la haga no preocuparse y poder dormir.  Ve que ella y sus contados amigos pertenecen  a "ese grupo de gente que el mundo considera inservibles", que no han hecho nada importante, y que si faltaran, nada cambiaría, "nadie se daría cuenta". También es un libro sobre la soledad,  y sobre los riesgos de la intransigencia, sobre el daño que causa solo escucharse a sí mismo, sobre la ira llevada al extremo.


En la novela, la realidad es  implacable, como el paisaje en que se mueven los personajes, como el invierno, duro, cortante. Pareciera ser mejor la realidad del otro lado del horizonte: "allí estaba Chequia. Allá huía el sol cuando se hartaba de ver aquí tanto horror". Allá iba a dormir Venus, y hasta el lenguaje de ellos era inapropiado para discutir. La  realidad de la señora Duszejko se traslapa con lo irreal; en el cuarto de caldera de su casa encuentra al fantasma de su madre que mira confundida las paredes, y piensa que ha sido ella la que la ha traído a este sitio.En entrevista con lavanguardia.com, la autora  dice que "los psicólogos no trabajan con la realidad, hablan de la ‘realidad psicológica’, esa construcción mental en la que habitamos. Por eso nunca separo lo real y lo irreal." (https://www.lavanguardia.com/magazine/20200322/474261125968/tokarczuk-nobel-literatura-entrevista-polonia.html)


Olga Tokarczuk (Sulechów, Polonia, 1962), sicóloga, poeta y narradora, galardonada con numerosos premios como el Nike, de Polonia, y  Man Brooker de 2018;  recibió el Premio Nobel de Literatura 2018. Entre sus obras están El viaje de los hombres del libro, Los Errantes, Los libros de Jacob, En un lugar llamado Antaño. Vive en  Wroclaw, Polonia, una ciudad de calles medievales que tiene más de ciento ochenta figuras de gnomos en bronce. 
Gnomos de Wroclaw 

"Los estudiosos de la genealogía de los gnomos se remontan a los orígenes mismos de la ciudad. Resulta que cuando los humanos levantaron la ciudad encontraron que en el río habitaba un diablillo que les comenzó a hacer la vida imposible. En Wroclaw, todo el mundo sabe que cuando los pájaros ensucian tu coche recién lavado, que cuando los abuelos pierden las gafas de leer, o tú no encuentras tu móvil, no es por descuido o mala suerte, sino que son fechorías del diablillo del Öder. Contra él luchan los gnomos, famosos por su bondad, desde que los habitantes de la ciudad les pidieron ayuda. Desde entonces, conviven en armonía." (En https://viajes.nationalgeographic.com.es/a/wroclaw-ciudad-polonia-habitada-por-gnomos_12697/5)
Nada más apropiado para una escritora que no separa lo real de lo irreal

jueves, 9 de abril de 2020

La red de la vida

LA INVENCIÓN DE LA NATURALEZA
Andrea Wulf
Ediciones Taurus
2016


"La primera vez que vio la Cruz del Sur, Humboldt comprendió que había hecho realidad los sueños de su "más tierna infancia" ". Era el año de 1799. Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland entraron  a Suramérica por Cumaná, capital de Nueva Andalucía en la Capitanía General de Venezuela. Allí empezaron un viaje por cinco años, pero que en realidad duraría toda su vida. Cruzó llanos, planicies, subió al Chimborazo, remontó los grandes ríos de América, atravesó selvas, cordilleras. Buscaba el conocimiento con afán, indagaba, estudiaba, escribía; decía que  a la naturaleza había que  sentirla para entenderla.

En Suramérica todo le fascinó: la vegetación, las flores, los pájaros multicolores,  las estrellas australes, la sombra de los Andes.  En la cima del volcán Chimborazo, en Ecuador, comprendió que la naturaleza "era un entramado de vida y una fuerza global", con "zonas climáticas correspondientes en todos los continentes"; supo  que "todo estaba entrelazado con mil hilos", y eso cambió la forma de ver el mundo.
Chimborazo, dibujo de Haeckel

En su intensa vida, conocería a Goethe, a Schiller; a Mutis y a Caldas en Colombia, a Simón Bolívar, a Jefferson. Sus obras y conferencias inspirarían a otros pensadores, científicos y poetas, como Darwin, Henry Thoreau, Ernst Haeckel  (quien inventaría el término "ecología" y cuyos dibujos de los radiolarios impulsarían el Art Nuveau); Bolívar, en su "Delirio sobre el Chimborazo", dejará "atrás las huellas de Humboldt" al ascender por sus laderas.

Humboldt, Retrato de Friedrich Georg Weitsch
Humboldt sostuvo y demostró que todo estaba "estrechamente relacionado", que la desaparición de los bosques ocasionaba sequías y que,  cuando volvía la lluvia, se formaban avalanchas que arrastraban la tierra y destruían el país. La forma de explotación colonial en Suramérica le hizo pensar que la acción del hombre tendría consecuencias catastróficas para las generaciones futuras, porque ocasionaba un desequilibrio en la naturaleza. 

Años más tarde, durante su travesía por Siberia, "había observado las consecuencias medioambientales de la ganadería intensiva". Y corroboró lo que había visto en los llanos de Venezuela: que los tres aspectos en los que la especie humana estaba afectando el clima eran  la deforestación, la irrigación descontrolada y, "quizá lo más profético, "las grandes masas de vapor y gas" producidas en los centros industriales". 

De la vida y el legado de Humboldt trata este libro de Andrea Wulf (Periodista, escritora e historiadora, nacida en Nueva Delhi,India, 1972.). No es una novela, pero es un ensayo biográfico apasionante y vibrante  que logra darnos una visión del inmenso mundo de Humboldt (1769-1859), de su legado científico y de su visión integral de la naturaleza. La autora incluye, también, capítulos sobre aquellos científicos y pensadores que fueron influenciados en sus ideas y obras por Humboldt y que complementan su biografía. El libro ganó el premio Royal Society Insight Investment Science Book en 2016.

Al terminar de leerlo es inevitable preguntarse: ¿qué hemos hecho con todo este conocimiento que viene desde el siglo XVIII? La naturaleza está gritando y no escuchamos. Necesitamos volver a deslumbrarnos con su belleza, a conmovernos ante una flor, a seguir los giros que el viento imprime a las nubes, a escuchar el canto de los pájaros. Tal vez aún no sea tarde para volver a  amarla y a respetarla en toda su grandeza, y también en toda su implacable realidad.

Geografía de las plantas, de Humboldt