viernes, 20 de noviembre de 2009

Contra la corrupción, formar ciudadanos

En todos los medios de prensa de hoy han sido publicadas las declaraciones del Fiscal General encargado sobre el alarmante aumento de la corrupción. El diario La República titula así su separata de Asuntos Legales: "La corrupción mina los resultados económicos de los Departamentos".
Al mismo tiempo, se publican las declaraciones del Presidente anunciando una "emergencia social" que genere recursos para que los Departamentos puedan cubrir los mayores costos que requiere el sistema de salud, ocasionados, según su dicho, en las sentencias de la Corte Constitucional que obliga al pago de medicamentos y tratamientos no incluidos en el Plan Obligatorio de Salud. Esa emergencia social implicará aumento en los impuestos de licores, cervezas y cigarrillos y que pagarán los mismos consumidores, ya que son impuestos indirectos.
Entonces, por un lado la corrupción mina los resultados económicos de los Departamentos, y por el otro se les dará más dinero.
Eso, sencillamente, no tiene sentido, y menos si se repasan todas las noticias sobre eventos de corrupción, precisamente en el sector salud de los Departamentos.
La corrupción es una espiral que crece y crece en nuestro país, sin control,  que contamina todas las instancias de la vida pública, e incluso privada, y que amenaza con ahogarnos a todos. Y es que, como dijo alguna vez el exministro Fernando Cepeda, la corrupción comienza con el chico que se copia en los exámenes, con el que se vuela la fila para llegar primero por encima de los demás. Luego, la tarea básica es construir valores, es educar en valores, es formar ciudadanos.
Como se lee en la publicación de El Tiempo sobre Ética Mundial: "Los deberes de los que aquí se habla son éticos y no pueden incluirse en un sistema jurídico; son anteriores, implican la formación del ciudadano. Su único objetivo es preservar la dignidad humana. Se relacionan con la libre conciencia, con el respeto a la naturaleza, con el amor. Nacen de la responsabilidad y del corazón."
¿Será que en Colombia nunca formamos ciudadanos?