jueves, 2 de diciembre de 2010

Una visión de Bolívar

EN BUSCA DE BOLÍVAR
William Ospina
Editorial Norma

"Bastó que muriera para que todos los odios se convirtieran en veneración, todas las calumnias en plegarias, todos sus hechos en leyenda. Muerto, ya no era un hombre sino un símbolo". Con esta verdad, dura como una piedra en el pecho, comienza William Ospina a narrarnos su búsqueda de Bolívar, a través de la Historia, de las biografías, de las memorias, de la poesía misma;  cómo un joven criollo rico y un tanto afrancesado se convierte en el guerrero que libertaría a América de España; qué lecturas, qué encuentros van alimentando su espíritu y sentando las bases de su gran sueño americano; cómo se gesta la libertad.
El autor va hacia su personaje desde el presente, desandando el tiempo. Lo encuentra caminando por una playa de Haití con Santiago Mariño, con José Francisco Bermúdez, con Palacios, con Zea, con Brion y Manuel Piar;  los mira con todo el conocimiento que tiene de sus destinos y nos dice: "Ellos no saben lo que nosotros ya sabemos; oyen venir las olas, presienten los combates, sueñan con la victoria, oyen la voz enérgica y emocionada de Bolívar. No pueden imaginar que, dos siglos después, estamos tratando de verlos, andando y discutiendo, todavía amigos todos, por esa playa amiga".
Pero así como es  fascinante este mirar hacia atrás desde el presente,  es desacertado pretender juzgar las acciones y decisiones de entonces, que obedecieron a sus circunstancias y a su tiempo, con la visión de un humanista del siglo veintiuno, o censurarlas desde un concepto actual y desarrollado de los derechos humanos, falla que encontramos, afortunadamente, en un solo breve capítulo de libro.
William Ospina (Padua, Colombia, 1954) es poeta y ensayista, pero esencialmente es poeta, y leerlo es como descubrir nuevamente el mundo que describe y admirarnos con su belleza, como ocurre con sus obras en prosa Ursúa y El País de la Canela, o con los viajes en verso de El País del Viento. No pretende, con esta obra conmemorativa del Bicentenario de nuestra independencia, escribir una biografía exhaustiva de Bolívar, pero sus palabras logran la magia de que podamos verlo, imaginarlo, compartir sus sueños frustrados de una América unida, percibir la amargura de ser un estorbo apenas triunfa. Y hace Ospina que sintamos  que "él sigue viviendo en cada momento de sus días", que "sigue conversando con Miranda bajo los cielos negros de Londres" [...] "leyéndole versos a Perú de Lacroix desde una hamaca" o batiéndose en una playa de Cumaná; que "sigue abriendo selva, remontando peñascos, escrutando la niebla",  y que, tal vez, si estuviera ahora aquí, en nuestro presente, se bajaría de sus estatuas y empezaría a preguntarse "por dónde comenzar de nuevo".