viernes, 12 de julio de 2019

Un canto a la tierra

GUAYACANAL
William Ospina
Literatura Random House 
2019

"Este libro es una novela. Todo lo que se cuenta en él, si fue verdad alguna vez, ahora es un sueño, y todos cuantos habitamos en él seremos sueños".

Eso dice la última página del libro, en donde se suele anotar la fecha de impresión. Y es que la novela es la forma de contar esta historia, la que todos queremos contar alguna vez: de dónde venimos, quiénes fueron nuestros antepasados. Todos queremos recobrar esas historias que se van perdiendo con el tiempo, con los viejos que se van yendo llevándose consigo los secretos familiares.

En Guayacanal, William Ospina (Padua, Tolima, Colombia, 1954) reconstruye la ruta de  quienes salieron de Antioquia a buscar una tierra que llamar propia, y que encontraron entre la niebla y las laderas del cañón del río Guarinó. Era tierra de indios, llena de tumbas antiguas, y la compraron con el oro de tumbas indígenas.
Río Guarinó-Fotografía de Corpocaldas 

Paralela a esa colonización de fines del siglo XIX por  familias que fueron amansando esa tierra y haciendo pueblos, se va desgranando la historia de Colombia, desde los versos de Juan de Castellanos que narran la guerra de los españoles contra los gualíes, los ondamas, los lumbíes, los onimes, contra "los hijos de los bagres del Magdalena, contra los nietos de los búhos y los jaguares de la cordillera y contra los sobrinos del buitre de la montaña". Y, como un oscuro telón de fondo, la violencia que parece perseguirnos desde siempre, que no termina nunca, que cambia de nombre, de credo, de color, menos el de la sangre que sigue empapando la tierra.

William Ospina es poeta, y sus novelas resultan ser hermosos y extensos poemas; Guayacanal es un poema a la tierra en  donde arraigaron sus ancestros, a la cordillera de "guaduales infinitos", de arroyos y hondonadas, de raudales y de "la niebla en los carboneros que vuelan sobre el filo del monte, de la prisa bulliciosa de las bandadas de loros y del silencio azul de los barranqueros".

Es un canto a la memoria, ésa memoria "guardada en casas y en corazones que sigue lanzando en palabras y sueños sus destellos de inmortalidad". Agrega el autor: "Hemos perdido tanto la veneración por los muertos y el cuidado de su recuerdo, tanto hemos permitido que se vayan en silencio por el río de las tumbas y no vuelvan a darnos amparo ni consejo, que es necesario invocar a esos que las generaciones mantuvieron presentes, no por alguna huella imperiosa o tiránica sino por el valor que sembraron, el sentido que dieron a la vida de todos".
Fotografía de escritores.org

A través de sus palabras y de sus recuerdos, el lector va recobrando los suyos por esa similitud de historias, por los miedos aprendidos y transmitidos a través de las generaciones, por los dichos y costumbres repetidos con distintos acentos, por la imposición de la iglesia católica, por el roce de la violencia. Como todo libro hermoso, es mágico, y éste tiene el don de devolvernos  un mundo que ha permanecido  en el fondo de nuestras vidas, nuestra propia historia.