domingo, 28 de octubre de 2012

Memoria y Fantasía

LA ESPOSA DEL TIGRE
Téa Obreht
Editorial Mondadori


Natalia Stefanovic, una joven médica, acude a atender una jornada de vacunación a niños huérfanos de la guerra, recogidos en un monasterio en la costa balcánica, en un pueblo que antes había pertenecido  a su país, y ahora era de otro; cosas de la guerra. En el camino se entera de la muerte de su abuelo en un sitio remoto que nadie  conocía; la abuela tampoco sabía que él había viajado a ese lugar y sólo se enteró cuando del hospital del pueblo llamaron a avisar que enviarían el cuerpo. El cuerpo había llegado, pero no sus pertenencias, las cuales se necesitaban para cumplir con los cuarenta días que requería un alma para desprenderse y encontrar su camino. 
Natalia le promete ir a buscar las cosas del abuelo. Recuerda los paseos de los domingos de su infancia para ver los tigres en el zoológico, y   las historias que le contaba:  Sus encuentros con el hombre inmortal, un personaje con el que se topaba en ciertas ocasiones y que le confesó ser quien llevaba las almas  a los cruces de camino "en donde se encuentran los senderos de la vida, donde la vida cambia", donde "la vida se transforma en muerte", para que  su tío las recogiese cuando hubiesen pasado los cuarenta días. La aparición de un tigre en el pueblo de montaña en donde nació  y la mujer sordomuda que lo alimentaba mientras la gente contrataba cazadores para matarlo, y cómo la mujer y el tigre encarnaron  el miedo de los otros a lo desconocido, a lo que era distinto, concentrándose en ellos para no ver que la guerra venía.
El libro contiene muchas historias que se mezclan con los recuerdos de la protagonista, al punto que no sabemos cuáles son realmente recuerdos y cuáles no; historias de habitantes del pueblo de su abuelo, de  leyendas y creencias de la gente y de sus rituales para aceptar la muerte, de las sucesivas guerras, y que, técnicamente, la narradora protagonista no tendría modo de conocer, lo que la hace poco creíble desde este punto de vista; son demasiadas historias, fruto, tal vez, de querer contar muchas cosas en el primer libro, pero aún así el lector se sumerge en el mundo al que conduce el hilo narrativo, se deja llevar, se conmueve y, cuando cierra el libro, siente que ha leído una buena novela. 
Alrededor de las historias, está siempre la guerra, la antigua, la moderna, la reciente, la que escindió y creó países en la región de los Balcanes; está, también,  la ilusión de una normalidad que no llega a constituirse en paz, porque "cuando la lucha  tiene un objetivo -liberarte de algo, interceder en nombre de un inocente-, tiene una esperanza de finalidad. Cuando la lucha es para dirimir algo -cuando luchas en tu propio nombre, por los lugares a los que está arraigada tu sangre, por la vinculación de tu nombre a algún hito o acontecimiento-,no hay nada más que odio, y la larga y lenta progresión de la gente que se alimenta de él y es alimentada, meticulosamente, por quienes les preceden. Entonces la lucha no tiene fin, y se produce en forma de oleadas, pero siempre conserva su capacidad para sorprender a los que albergan esperanzas de que acabe".
La autora de esta novela, Téa Obreht (Yugoslavia, 1985), llegó a Estados Unidos en 1997 huyendo de la guerra, en donde vive desde entonces. La esposa del tigre es su primera novela y con ella obtuvo el Premio Orange Broadband de Ficción 2011, el cual se otorga a mujeres escritoras en lengua inglesa que hayan escrito la mejor novela del año anterior. También, el New Yorker la ha mencionado como una de los 20 escritores menores de 40 años más importantes del país.

Fotografía: Stari Most (puente viejo) de Mostar, derribado durante la guerra y reconstruido por ingenieros españoles. Tomada de www.fronterad.com

viernes, 12 de octubre de 2012

UNA VOZ

LEONARD COHEN
Old Ideas



Hace poco  supe de Leonard Cohen, de pronto un poco tarde; leí una reseña de Jacobo Celnik  en la última edición de la revista Lecturas, de El Tiempo, busqué su música y, sencillamente, me encantó. De su disco Old Ideas impacta la voz, profunda, un poco cansada, tal vez; como la voz de alguien que te cuenta algo que viene de lejos, de un tiempo pasado, y te lo cuenta ahora, luego de superar días y penas. Es la voz y la poesía de alguien que está de regreso del mundo, que va a casa: "Going home without my sorrow, going home sometime tomorrow, going home to where it´s better than before" (Going Home, en Old Ideas)
Como anota Celnik, "Para ‘Old Ideas’ el cantautor canadiense tuvo todo el tiempo necesario para crear el disco adecuado que refleja la madurez y sabiduría de un hombre que ha dado todo por las artes. Un alma sincera y curada de heridas del pasado nos hipnotiza con canciones que dan respuesta a algunas preguntas de su pasado y el proceso de sanación de un ser abatido por golpes injustos que suele dar la vida. “Dímelo otra vez cuando esté limpio y sobrio; dímelo de nuevo cuando haya visto a través del horror; dímelo de nuevo, dímelo una y otra vez; dime que me quieres, entonces Amén". [http://www.eltiempo.com/lecturas-dominicales/que-vengan-los-cielos-y-escuchen_12276842-4]
Leonard Cohen, poeta y músico, es canadiense (Montreal, 1934). Obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2011, y en su discurso de aceptación del premio le hizo un hermoso homenaje a Federico García Lorca, a cuya poesía atribuye el haber podido encontrar su propia voz y romper así con el silencio.
Dijo Cohen: "en esta fraternidad en la que estoy con el poeta Federico García Lorca, puedo decir que cuando era joven y adolescente y buscaba una voz en mí, estudiaba a los poetas ingleses y conocía bien su obra, y copiaba sus estilos, pero no encontraba mi voz: solamente cuando por fin leí, aunque era una traducción, las obras de Federico García Lorca, fue entonces cuando comprendí que había una voz.
No es que haya copiado su voz, yo no me atrevería a hacer eso, pero me dio permiso para encontrar una voz, para ubicar una voz, es decir, para ubicar el yo, un yo que no está del todo terminado, que lucha por su propia existencia, y conforme me iba haciendo mayor comprendí que las instrucciones venían con esa voz. ¿Qué instrucciones eran esas? Nunca lamentar, y si queremos, ni siquiera casualmente, ni si queremos expresar la derrota que nos ataca a todos tiene que ser en los confines estrictos de la dignidad y de la belleza. Y por tanto ya había encontrado yo mi voz, pero no tenía el instrumento para expresarla, no tenía una canción.["http://www.animalpolitico.com/2011/10/discurso-de-leonard-cohen-al-recibir-el-premio-principe-de-asturias-de-las-letras/].
En la obra de Cohen encontramos poesía, música, pinturas, toda una vida dedicada al arte. [www.leonardcohen.com]
La canción que destaca Celnik en su escrito es conmovedora y la música cala en el alma, como la lluvia en la tierra, voz que penetra en ese íntimo anhelo de alcanzar un refugio  limpio del mundo y del horror.

He llegado tarde a Cohen, pero he llegado.