miércoles, 8 de mayo de 2013

Al encuentro del mundo



EL VIAJE DE MINA
Michael Ondaatje
Editorial Alfaguara


Michael tiene once años cuando es enviado por sus tíos desde  Colombo, Sri Lanka, hasta Londres,  a bordo del enorme  transatlántico Oronsay. Va a reunirse con su madre, quien hace tres o cuatro años emigró a Inglaterra. La travesía durará veintiún días y cruzará por el océano Indico, por el mar de Omán, el mar Rojo y el mar Mediterráneo hasta llegar al océano Atlántico. El chico viaja solo, le asignan un camarote caluroso debajo del nivel del agua, y un puesto en "la mesa del gato", el peor sitio del comedor, lejos de la mesa del capitán.

Pero Michael no tiene nostalgias, ni tristezas, a ratos un ramalazo de soledad, y pronto hace amigos entre sus comensales: Ramadhin y Cassius, de su edad, con quienes forjará una amistad que durará lo que su adolescencia en Londres y algo más; el señor Mazzapa, músico de la orquesta del barco; el señor Nevil, desguazador de barcos jubilado; la señorita Lasqueti, que tiraba por la borda las novelas policíacas que le disgustaban, fumaba y llevaba palomas escondidas en sus bolsillos; Larry Daniels, quien llevaba un jardín en la cala del buque. También viajaban su prima Emily, a quien quedaría "para siempre ligado...por algún río subterráneo o por una veta mineral de carbón o de plata..."; Sir Héctor de Silva, millonario enfermo de rabia en busca de cura en Londres y quien muere en el trayecto por la mordida en el cuello de un perro subido a escondidas por los chicos en el puerto de Adén; un preso que sacaban a pasear encadenado a la medianoche; un grupo de circo, una chica sorda, un capitán irascible y racista, en fin,  todo un universo de adultos que Michael, Mina para sus amigos del barco, va descubriendo día a día, dejando atrás la inocencia de manera paulatina y silenciosa, metiéndose en problemas por su curiosidad ante el mundo que se le abre. 

Mina es un muchacho "asilvestrado" de Colombo tratando de entender a los adultos; espía sus conversaciones y las copia en su cuaderno, y escribirá este relato años más tarde como un homenaje a los amigos de su primera juventud.

Michael Ondaatje (Colombo,Ceilán, 1943) va y viene en el tiempo y al final del libro, habremos conocido las vidas de estos personajes, llevados por la voz de un narrador en primera persona que, en ocasiones, es omnisciente, y que logra envolvernos en un mundo del que salimos maravillados y con una incierta sensación de nostalgia; inevitablemente recordaremos nuestros primeros pasos por el mundo y nuestros amigos de adolescencia, tan presentes siempre.

Otras obras del autor son El Paciente Inglés, Premio Brooker 1992 y llevada al cine; El Blues de Billy Bolden, El fantasma de Anil (galardonada con los premios Médicis, Irish Times International Price y Giller), Divisadero y Cosas de Familia.

Ondaatje se mudó a Inglaterra con su madre en  cuando tenía once años y emigró a Canadá a los diecinueve en donde estudió en las Universidades de Toronto y Queen; es novelista, poeta y crítico literario y ejerce como profesor en la Universidad de York; recibió la Orden de Canadá en 1988. 

Pese a decir que uno pertenece al país en el que crece, Ondaatje no olvida su origen ni su historia, como recuerda en este poema:

En la selva de los reyes

palo de Santa María, un lirio de agua,
la flor azul del alba.

Arboles del loro. Bayas de la paloma.
Alsonia para hacer fósforos.
Ramitas de moonamal para limpiar los dientes.

La hoja de ola sobre la que componer
nuestras estrofas de fe.
Añil para los párpados, aerogramas
La nervadura central de una palma de coco
para anudar una valla

También Kalka, Churna,
Dasamula, Tharasalara...

Al sur estalló la máxima violencia
por la propiedad de los árboles,
lindes: el fruto
y donde el fruto cayó.

Varios asesinatos por un solo árbol del pan.