miércoles, 10 de marzo de 2021

El Objeto de los Deseos del Mundo

 

Estambul

La ciudad de los tres nombres
Bettany Hughes
Editorial Crítica


Cuando estuve en Estambul, pensé que la ciudad y el viaje eran un sueño. En la madrugada, pude ver las murallas de Teodosio ahí, al alcance de mi mano, y me sentí trasplantada a esa lejana Constantinopla bizantina, antes de la llegada de los turcos en pos de conquistar "el objeto de los deseos del mundo".

Dice Bettany Hughes (Londres, 1967) en el prólogo de este extenso ensayo histórico: "Para muchos hombres de un gran número de confesiones, tanto de Oriente como de Occidente, Estambul no es solo una ciudad, sino una metáfora y una idea, una suerte de posibilidad que apunta al lugar al que deseamos que nos lleve la imaginación y en el que aspiramos a reposar el alma".
Primitivos asentamientos en el Bósforo

El libro es la historia de una ciudad de más de ocho mil años de historia en donde "han vivido, trabajado y disfrutado más de 320 generaciones de seres humanos",  desde la llegada en el siglo V A.C. de los colonos griegos al lugar que denominaron Byzantion -y que ya estaba habitado por otras tribus- frente al asentamiento de Calcedonia (hoy Usküdar), tildada como  "la ciudad de los ciegos" por los persas aqueménidas que la unieron a su imperio. 

Vía Egnatia
Tomada de
 commons.wikimedia.org

Asistimos al desfile de todos los pueblos que ansiaron dominar el estratégico paso del Bósforo hacia el Mar Negro: persas, espartanos, atenienses, macedonios, romanos. Estos, en el siglo II A.C., construirían una vía, la Vía Egnatia, que partía de Dirraquio (hoy Durrës, en Albania), y llegaba hasta Bizancio, y que durante dos mil años fue la principal vía de comunicación de Roma y un instrumento de control del imperio que la incorporó en el año 73 D.C.

La ciudad fue refundada por Constantino en 324 D.C. como Nueva Roma, y en 330 fue rebautizada como Constantinopla. No fue pacífico el acceso de Constantino al poder y, dice Bettany Hughes, su fundación se asentó no solo "en un puñado de sueños, impulsos religiosos y esperanzas, sino también en la ambición y la sangre". Tomaron fuerza, entonces, los cristianos y  se abandonaron los cultos paganos, aunque resurgían persecuciones a unos u otros según las creencias dominantes; sin embargo, Constantino hizo erigir una columna de pórfido en cuya base "se enterró una talla de madera de Palas Atenea conocida con el nombre de Paladio que, según la creencia, había sobrevivido a la mismísima guerra de Troya".

En 410 cayó Roma en manos de los godos, pero Constantinopla continuó considerándose como parte del imperio romano de Oriente, hasta su caída ante los turcos de Mehmed II en 1453 cuando sus poderosos muros, que repelieron a persas, hunos, vándalos y cruzados, cayeron ante los cañones de pólvora. La ciudad pasó de ser la protegida de la Virgen María, a ser la ciudad de Alá, y se la llamó Istambul. 

Los turcos la embellecieron con mezquitas suntuosas, minaretes, palacios, huertos y jardines que debían mostrar la magnificencia de la dinastía otomana en el poder, dándole un nuevo esplendor a una ciudad que, cuando tomaron, estaba prácticamente en ruinas y abandonada por Occidente.

En 1924 salió exiliado el último califa de Estambul y comenzaron los cambios que introdujo Kemal Atatürk, creando la República de Turquía. En ese año, también, empezó a dejar de usarse en las postales el nombre de Constantinopla. 

La ciudad tal vez hoy no es tan esplendorosa como en la época de sultanes y califas, pero sigue siendo mágica. Su historia es tan rica y tan larga, que es imposible de resumir en una breve nota de blog. Y el libro que ha escrito Bettany Hughes es una profunda demostración de amor por una ciudad y amor por la historia; está escrito con pasión, con entusiasmo, el mismo que le ví en el Hay Festival de Cartagena de 2020 cuando habló de esta obra, lleno de detalles jugosos, eruditos, amenos, En entrevista con el periódico El Espectador, dijo: "Fui a Estambul por primera vez cuando tenía 18 años y me enamoré de la ciudad. Me pareció responder a todas las preguntas sobre cómo las civilizaciones se juntan y cómo las diferentes sociedades pasan el testigo de la cultura entre ellas. He estado viajando a la ciudad durante los últimos 30 años y me llevó 10 años escribir este libro."

Tomada de Elespectador.com
Agregó que "Estambul es la ciudad más antigua y duradera de Europa. Eso es seguramente porque es lo suficientemente sabia como para alimentar ideas, no ideologías, para aceptar que puede haber diferentes visiones del mundo que aún pueden coexistir."

Espero que esa sabiduría no se pierda con los intentos de regresar a las épocas del califato que parecieran desprenderse del gobierno de Erdogan. Sería una pérdida para toda la humanidad, porque Estambul, como concluye la autora, es cosmopolita, esto es, "nos recuerda muy en serio que somos, de facto, ciudadanos del mundo".

Bettany Hughes es una historiadora inglesa, escritora y productora, especializada en cultura e historia antigua y medieval, premiada en diversas ocasiones; ha hecho varios documentales para la BBC, Channel 4, National Geographic y otros. Entre sus obras escritas están Helena de Troya: la historia detrás de la mujer más bella del mundo; La Copa de cicuta: Sócrates y la búsqueda de la buena vida; Venus y Afrodita; Estambul, la ciudad de los tres nombres. Ha recibido muchos premios y menciones honoríficas por servicios a la historia (ver https://www.bettanyhughes.co.uk/about).


Me gusta el epígrafe del último capítulo, del poeta turco Yahya Kemal Beyatli:

"Si hubiera una segunda vida
y fuera posible regresar un día del otro mundo.
Si las almas tuvieran ocasión de viajar libremente por el universo
y según sus gustos elegir un lugar en el que establecerse.
Si la fortuna me sonriera
y graciosamente me otorgara
el don de morar en una estrella,
el favor me dejaría indiferente
pues continuaría siendo mi deseo
verme en Estambul de nuevo."