Estambul, vista del lado asiático |
¿Qué decir de Estambul? ¿Cómo describirla? Se puede decir que es magnífica, lo que sería un lugar común que nada diría. ¿Cosmopolita? Sí, siempre ha sido una urbe en la que confluyen gentes de todo el mundo. Ni asiática ni europea, sino ambas al tiempo; antigua y nueva; tradicional y moderna. Rica y pobre. Pero, sobre todo, Estambul es un libro de historia, es un recuerdo vivo de lo que fue; lo que queda de varios imperios, de culturas que se fueron superponiendo unas sobre otras; de glorias caídas, poder sobre poder, ambiciones sobre ambiciones; de sangre, fuego y muertos, de nombres antiguos, de mitos y leyendas.
Mosaicos bizantinos en Iglesia de San Salvador De Chora |
Orhan Pamuk dice que "en Estambul la Historia y los restos de las victorias y las civilizaciones del pasado están demasiado próximos. Por muy descuidados, ignorados y enterrados entre montones de cemento que se encuentren, tanto los grandes monumentos de la ciudad y las gigantescas mezquitas conmemorativas como también los diminutos restos de acueductos, las fuentes y los oratorios que hay en cada esquina recuerdan a los millones de personas que viven entre ellos que son lo que queda de un gran imperio" (1).
![]() |
Cabeza de Medusa en columna de la Basílica Cisterna |
Santa Sofía |
![]() |
Interior de la Mezquita Azul |
Es, pues, una maravillosa suma de culturas y civilizaciones que sigue latiendo por encima del paso de los años. Por sus calles se entremezclan mujeres modernas con otras vestidas con los velos musulmanes; los vendedores invitan a regatear en sus bazares multicolores; se escucha la llamada a la oración al mismo tiempo en todas las mezquitas de la ciudad, devolviéndonos a un tiempo antiguo en la meseta de Anatolia. En algún jardín hay trozos de columnas romanas; en una pared, un resto de muralla; en una plaza, una fuente de abluciones frente a una mezquita.
![]() |
Bazar de las Especias |
Y el mar siempre presente, en el aire, en una esquina del Palacio Topkapi, en un mirador: el Cuerno de Oro divide la Península Antigua de la zona antes llamada Pera, en donde se levanta la Torre Gálata, mientras el Bósforo divide la ciudad europea de la asiática. Pasan lentos grandes barcos que van o vienen del Mar Negro hacia el Mediterráneo y el resto del mundo, haciendo sonar sus profundas sirenas.
En las orillas de ambos lados se levantan palacios turcos, mansiones de madera restauradas (yalis), mezquitas, fortalezas medievales, cementerios. Florecen silvestres los tulipanes, que son oriundos de Turquía (3) de donde fueron llevados a Holanda.
Torre Gálata y Cuerno de Oro, desde el Palacio Topkapi |
Atardece en Estambul. Las gaviotas giran alrededor de los minaretes de Santa Sofía cuyas puntas doradas brillan al sol. La orilla asiática se colorea de rosado por un instante. En la terraza del restaurante Seven Hills suena una nostálgica y bellísima música sufí.
Cuesta despedirse de esta ciudad a donde nos trajo un sueño cultivado con literatura e historia; esta ciudad magnífica, cosmopolita, antigua y nueva, rica y pobre; esta ciudad que, sin ninguna duda, podemos describir como mágica.
Notas:
(1) Estambul, ciudad y recuerdos, Literatura Mondadori, páginas 122 y 123
(2) Recomiendo el libro Constantinopla, de Isaac Asimov
(3) Tulip significa turbante
Fotografías: María del Pilar Colom y Silvia Reyes Cepeda