domingo, 30 de mayo de 2010

Manchas en la nieve

SANGRE DERRAMADA
Asa Larsson
Seix Barral

En Kiruna, una pequeña ciudad al norte de Suecia, ha sido asesinada una pastora de la iglesia, a la luz del sol de medianoche. La policía local no tiene pistas, da vueltas inútiles y el caso languidece. Más que una trama policíaca, pareciera que se nos quiere contar otra cosa, lo que está oculto en  personajes rotos, que arrastran la carga que traen del pasado, recuerdos recurrentes,  "secretos que caen en un pozo lleno de basura" y brillan un momento en la oscuridad; se mueven en una sociedad machista en la que logran sobrevivir al odio y  la amargura, en un ámbito en el que cualquiera puede ser un asesino, en donde se abusa del poder por razones mezquinas y se maltrata a las mujeres en diversas formas; pero ellas se levantan, como la loba de patas doradas, y son capaces de enfrentarse a un mundo hostil, al frío del bosque nórdico que "golpea como el puño de Dios, implacable", y luego de luchar vuelven a casa, cansadas,  aún capaces de abrazar.
La obra de Asa Larsson,  galardonada con el Premio a la Mejor Novela Sueca del Año 2004, está escrita en un estilo que va y viene en el tiempo (analepsis), con un lenguaje hermoso que insinúa la violencia de fondo sin hacerla explícita, a diferencia de lo que sucese en la trilogía de Millenium, de Stig Larsson. No hay heroínas, salvo tal vez la misma pastora asesinada, feminista odiada por los hombres, y amada por las mujeres.
Da qué pensar la producción de este tipo de novelas en un país como Suecia. Lo que se mueve en el corazón de los hombres y de la sociedad, mancha la blancura de la nieve y muestra un camino enlodado bajo el cielo puro del norte.

Texto: Silvia Reyes Cepeda
Fotografía: Iglesia de Kiruna

miércoles, 26 de mayo de 2010

El sueño de la Política


Buscando una definición "bonita" de política que me pidieron, me dí a repasar un poco La Política, de Aristóteles (-384/-322), y luego del repaso,   no puedo dejar de anotar algunas ideas entresacadas de su obra, que encierran un sueño que algunos creemos posible algún día. Las transcribo a continuación por si algún lector quiere soñar conmigo en la construcción de la justicia como bien supremo, que equivale a la utilidad común a la cual se debe encaminar la ciencia de la Política, esta sí, con Mayúscula:
  • "Todo Estado es, evidentemente, una asociación, y toda asociación no se forma sino en vista de algún bien, puesto que los hombres, cualesquiera que ellos sean, nunca hacen nada sino en vista de lo que les parece ser bueno. Es claro, por tanto, que todas las asociaciones tienden a un bien de cierta especie, y que el más importante de todos los bienes debe ser el objeto de la más importante de las asociaciones, de aquella que encierra todas las demás, y a la cual se llama precisamente Estado y asociación política."

  • "… el Estado es un hecho natural, [...] el hombre es un ser naturalmente sociable, y [...] el que vive fuera de la sociedad por organización y no por efecto del azar es, ciertamente, o un ser degradado, o un ser superior a la especie humana; …"

  • "La naturaleza arrastra, pues, instintivamente a todos los hombres a la asociación política. El primero que la instituyó hizo un inmenso servicio, porque el hombre, que cuando ha alcanzado toda la perfección posible es el primero de los animales, es el último cuando vive sin leyes y sin justicia. En efecto, nada hay más monstruoso que la injusticia armada. El hombre ha recibido de la naturaleza las armas de la sabiduría y de la virtud, que debe emplear sobre todo para combatir las malas pasiones. Sin la virtud es el ser más perverso y más feroz, porque sólo tiene los arrebatos brutales del amor y del hambre. La justicia es una necesidad social, porque el derecho es la regla de vida para la asociación política, y la decisión de lo justo es lo que constituye el derecho."

  • "….no todos son ciudadanos, sino que este título pertenece sólo al hombre político, que es o puede ser dueño de ocuparse, personal, o colectivamente, de los intereses comunes."

  • "…el poder no tiene otro fin que el mayor bien del Estado y de los asociados…"

  • "Todas las ciencias, todas las artes, tienen un bien por fin; y el primero de los bienes debe ser el fin supremo de la más alta de todas las ciencias; y esta ciencia es la política. El bien en política es la justicia; en otros términos, la utilidad general."

  • "Es preciso preferir la soberanía de la ley a la de uno de los ciudadanos…cuando se reclama la soberanía de la ley se pide que la razón reine a la par que las leyes; pero pedir la soberanía para un rey es hacer soberanos al hombre y a la bestia; porque los atractivos del instinto y las pasiones del corazón corrompen a los hombres cuando están en el poder, hasta a los mejores; la ley, por el contrario, es la inteligencia sin las ciegas pasiones…En política, por lo contrario, la corrupción y el favor ejercen muy poderosamente un funesto influjo..."

  • "…la educación y las costumbres que forman al hombre virtuoso son sobre poco más o menos las mismas que forman al ciudadano de una república o al jefe de un reinado."

  • "Entre criaturas semejantes no hay equidad, no hay justicia más que en la reciprocidad, porque es la que constituye la semejanza y la igualdad."

BIBLIOGRAFÍA: Política, Aristóteles; traducción Patricio de Azcárate, en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Fotografía: Busto de Aristóteles, tomada de http://es.wikipedia.org

lunes, 17 de mayo de 2010

El eterno regreso de Robin Hood

Se encuentra en la cartelera de cine una nueva película sobre Robin Hood, pero no sobre sus aventuras, sino sobre cómo surgió su leyenda. 
La película está enmarcada históricamente en el año 1199, cuando muere el rey de Inglaterra y Duque de Aquitania (suroeste de la actual Francia), Ricardo I Plantagenêt, apodado "Corazón de León", hijo del rey Enrique II y de Leonor, Duquesa de Aquitania. Para esta época, ya Ricardo ha regresado de Jerusalem, a donde había ido en la tercera cruzada cristiana por recuperar la ciudad santa, en manos de Saladino, acompañado del rey Federico Barbarroja de Alemania, y de su enemigo, parcialmente señor (por la Aquitania) y potencial suegro, el rey Felipe II Augusto de Francia.  Durante esa cruzada, los cristianos toman San Juan de Acre y, ante la demora en el pago del rescate de los prisioneros, Ricardo manda asesinar a casi tres mil personas, entre hombres, mujeres y niños, tema mencionado por Robin  en la película y que le vale el cepo junto con sus amigos, por valiente, honesto e ingenuo, dice el rey, irónicamente. 
En su viaje de regreso, es hecho cautivo por Leopoldo, Duque de Austria, y los ingleses deben reunir un cuantioso rescate por su liberación, la cual es obstaculizada por su hermano menor, Juan Sin Tierra, quien desea el trono de Inglaterra, con el apoyo de los franceses y de algunos barones, entre ellos, de Nottingham.
Ricardo, aun cuando nació en Oxford (1157), realmente vivió muy poco en Inglaterra. Antes de la cruzada, la expolió para obtener recursos, y a su regreso, también hizo lo mismo, estableciendo impuestos y vendiendo privilegios para llenar sus vacías arcas y dirigirse luego a Aquitania para recomponer el orden en esas tierras. Según los historiadores, Ricardo murió a causa de la infección de una herida de flecha disparada por un defensor solitario del castillo de Châlus-Chabrol, perteneciente a uno de sus vasallos de Aquitania, de quien se decía que ocultaba un gran tesoro de la época de los romanos que Ricardo exigía le entregasen.
A su muerte, le sucede su ambicioso hermano Juan, el apodado "Sin Tierra" porque su padre no le asignó señoríos importantes, y quien tuvo la virtud de ser el rey más odiado en toda la historia de Inglaterra. Traidor y desleal, se caracterizó por no cumplir sus promesas, ni siquiera las que hacía a sus barones. Dice André Maurois en su "Historia de Inglaterra", que fue el primero de los reyes "que consiguió unir a todos sus súbditos en contra suya". Sin embargo, en 1215 tuvo que firmar la llamada "Carta Magna", sobre la base de una vieja carta de tiempos de Enrique I, que garantizaba el respeto a los derechos y costumbres de sus súbditos. La Carta de 1215  fue realmente un pacto con sus barones para respetarles sus antiguos privilegios y  pedirles su autorización cuando requiriese de  ayudas económicas extraordinarias,  pero con el tiempo, se convirtió en una "carta de las libertades inglesas", y en el primer paso para ponerle límites a los abusos de los gobernantes.
En esa época de expoliaciones y abusos, principalmente sobre los villanos, muchos tuvieron que huir a los bosques para sobrevivir y fueron declarados forajidos, fuera de la ley. Tal vez algunos robaban a los ricos para darle a los pobres; tal vez a la sombra de los bosques la justicia por mano propia era la única posible; y ése es el inicio de la leyenda de Robin Hood, porque los pueblos oprimidos tienen que inventarse héroes que algún día los rescatarán de su miseria, para conservar la esperanza y aguardar por  un salvador.
Lo curioso es que en las baladas y gestas de este personaje (que datan del siglo XV), se hable del rey Ricardo Corazón de León como el gran liberador que el pueblo esperaba, un rey que fue más angevino (o aquitano) que inglés, y que les impuso altos impuestos para financiar sus campañas militares. Probablemente haya contribuido a ello la propia leyenda del rey Ricardo, tejida con los valores guerreros de la caballería que cantaban los trovadores: valentía, atrevimiento, cortesía, generosidad, y defensa de la cristiandad, que minimizaban los pecados y atropellos cometidos.
La película está, pues, bien ambientada en la historia y las costumbres de la Inglaterra del siglo XII, en plena Edad Media, y cuenta, como anoté al principio, cómo surgió la leyenda de Robin Hood, el eterno personaje que periódicamente reaparece para quitarle a los ricos y darle a los pobres, humano, gentil, valiente, con su tropa de alegres compañeros y su amada Marian. Vale la pena verla  y disfrutarla como lo que es, una película de aventuras en un marco histórico cierto, con bastantes libertades ficcionales, lo cual está bien.

Bibliografía sugerida: La gesta de Robin Hood, bibliotecasvirtuales.com
Jean Flori: Ricardo Corazón de León
Robert Payne: El Sueño y la Tumba, Historia de las Cruzadas
André Maurois: Historia de Inglaterra
La Edad Media, Historia Universal, Círculo de Lectores 

Fotografías en orden: Escena de la película; Ricardo Corazón de León; Juan sin Tierra; estatua de Robin Hood en el Memorial de Nottingham, tomadas de internet

Texto: SIlvia Reyes Cepeda

jueves, 13 de mayo de 2010

La herencia de Carlomagno

EL PUÑAL Y LA PONZOÑA
Las investigaciones de Edwin El Sajón
Marc Paillet
Ediciones El Aleph

El abad Edwin y el Conde Childebran son los missus dominicus del rey Carlos I el Grande, Carlomagno, enviados plenipotenciarios que deben investigar unas quejas por conflictos de tierras entre el opispo y el conde de Anton, en el año 796. A esta investigación, deben sumar una de homicidio, y el abad Edwin, dejando de lado la costumbre de la tortura o del juicio de Dios, se empecina en buscar los hechos que conduzcan a la verdad. Al tiempo, tiene el encargo del rey de buscar manuscritos en los conventos y bibliotecas, para que sean copiados para el rey.  El libro nos transporta a esa época de la historia, la alta edad media, que muchos califican de oscura, pero que es una era realmente de gestación de la civilización.
Carlomagno (742-814), fue coronado rey de los francos en el año 768; posteriormente, asumió el título de rey  de los longobardos o lombardos, y fue coronado en el año 800 como emperador de los romanos  por el papa León III. Desde sus primeros contactos con el papado en Roma, como nos cuenta el gran historiador Harold Lamb (1892-1962), Carlos se dio cuenta "de su propia ignorancia y del embrutecimiento de su pueblo en las cabañas de mimbre y adobe y en las iglesias de troncos", y soñó con ser el elegido para  construir la Ciudad de Dios en la tierra, la anunciada por San Agustín, con base en la fe férrea e ingenua de los primeros cristianos.
El abad Sturm le dijo que no aspirase a cambiar la naturaleza humana en una noche, y que el principal problema se encontraba en los mismos misioneros, ignorantes y disolutos.  Y el abad de York,  Alcuino, su más cercano consejero, le recomendaba salvar primero las almas y luego los diezmos. Para Carlos era imperativo sacar a su pueblo de la barbarie, conservando el orgullo de su raza y recordando de dónde venían, e instruir a sus clérigos para que entendiesen las escrituras y las pudiesen transmitir de manera distinta a una simple repetición de las palabras, pues lo importante era su sentido.
Los pueblos bárbaros de entonces (suecos, francos, alamanos, daneses, noruegos, etc), hoy son las sociedades más organizadas y avanzadas de nuestro tiempo. Asolaban Europa de tanto en tanto, y contribuyeron a la caída del Imperio Romano, pero algo les quedaba de su contacto con éstas civilizaciones. Por lo menos el asombro ante las cosas nuevas que generaba hambre de conocimientos y ganas de un mejor vivir en sociedad.
La herencia de Carlos el Grande se conserva: el espíritu de justicia que debe brillar por encima del odio, y la defensa de los desvalidos, recogidos en la novela de Edwin el sajón, junto con  el impulso idealista y moral  por encima de los logros materiales que caracterizó a este rey (Arthur Kleinclauz, citado por Lamb); además, las letras minúsculas y separadas para facilitar su lectura; el canto litúrgico; las escuelas parroquiales en donde aprendían nobles y villanos; los manuscritos iluminados copiados para conservar la cultura; la canción de Roldán en Roncesvalles; Francia y Alemania. Y  también el pleito condal, el tribunal de los condes; todavía los abogados  decimos, cuando no hay más remedio que discutir algo en los estrados judiciales,  que nos vamos a pleito, al antiguo tribunal condal de la época de Carlomagno.
Como dice Harold Lamb al cerrar su magnífica biografía sobre el rey, "fue como el destello de un faro en la oscuridad de Europa, que no volvería a aparecer hasta las cruzadas".

domingo, 2 de mayo de 2010

Poema de Luisa Fernanda Trujillo

COSTUMBRE

no duelen las heridas
no duelen las muertes
no duelen
el abandono
    ni los desamores

tampoco duelen los despidos
   ni los desplazados
      ni los despojos
         ni los desalojos

lo que duele es la costumbre

hacer llevadera el hambre
hasta volverla amiga
caminar a ciegas
andar entre penumbras
la falta de césped

            El gris.


Luisa Fernanda Trujillo Amaya, Bogotá, publica su primer poemario: De soslayo, prendada, en una hermosa edición de la Fundación Palabra a Tiempo. La suya es una poesía pluvial, delicada, que recoge el gris de "las gotas congeladas del insomnio", o de esa hora difusa entre la tarde y la noche cuando las cosas pierden su contorno; y es también una poesía dura, que reconoce el dolor de la costumbre ante el dolor, de la costumbre a la vida gris, sin colores ni alegría. Esa peligrosa costumbre que conduce a la indolencia, a la indiferencia frente al otro, mientras "los sueños caen en fila/ calcinados".