jueves, 30 de octubre de 2014

La verdad como fundamento de la justicia

Nuestra Señora de las Tinieblas
Peter Tremayne
Editorial Edhasa


Irlanda, siglo VII después de Cristo, está conformada por cinco reinos gobernados por un rey supremo, en donde rigen las antiguas leyes de los Fénechas, o leyes Brehon, de breitheamh, juez, basadas en el sistema de compensaciones por los delitos cometidos. Sin embargo, comienzan a llegar fanáticos de la Iglesia romana, que quieren que se apliquen las leyes Penitenciales que preconizan las penas retaliativas, ojo por ojo, diente por diente, llegando a la pena de muerte. A ella ha sido condenado en el  reino de Laigin (Leinster),  el hermano Eadulf, sajón, amigo de sor Fidelma de Cashel, hermana del rey de Muman (Münster) y dalaigh con categoría de anruth, esto es, abogada de los tribunales, lo que equivaldría a un juez de instrucción de hoy.

Ilustración tomada de
International Sister Fidelma Society
En esa época en Irlanda las mujeres gozaban de una posición excepcional, tenían derecho a estudiar e, incluso, los religiosos podían casarse; ello, obviamente antes de que se impusiera el dogma de Roma, sus inflexibilidades y su rechazo a las mujeres.
Fidelma acude a Laigin, en donde las autoridades eclesiásticas ya han condenado al hermano Eadulf, desconociendo el principio legal de que "un hombre debe ser juzgado antes de ser condenado y castigado".

Logra un plazo del rey para investigar el caso, al cabo del cual descubrirá todo lo que se oculta en la abadía de Laigin: negocios ilícitos, ambición de riqueza y de poder, intransigencia, y procura  que se apliquen las antiguas leyes celtas por encima de los dogmas de la Iglesia de Roma. Lo único que satisface a sor Fidelma es la verdad, por lo cual defiende a todo el que es injustamente acusado, y la verdad la obtiene investigando y analizando los hechos, pues "un hombre prudente no afirma que algo es verdadero hasta que no se demuestre".

Peter Tremayne es el seudónimo de Peter Berresford Ellis (Coventry, Reino Unido, 1943), historiador, biógrafo y novelista, especialista en estudios celtas, miembro de la Royal Historical Society, de la Irish Literary Society, y de numerosas instituciones relacionadas con la cultura e historia celta; además, es doctor Honoris Causa por la University of East London. Cuenta con más de 80 novelas escritas bajo ese seudónimo, de las cuales 25 son misterios de Sor Fidelma.

En estas obras incluye una introducción histórica para ubicar al lector en la historia y en las costumbres de la Irlanda del siglo VII, destacando el papel de las mujeres y de los distintos rangos de dálaigh y miembros del clero irlandés.

Fotografía tomada de Wikipedia

Dentro de las obras de sor Fidelma están La Telaraña, Un acto de misericordia, El Monje Desaparecido, Sufrid Pequeños, y muchas otras más. Su estilo es ameno y desenvuelve la trama con maestría, de modo que el lector sigue leyendo sin parar, irremediablemente. Lectura deliciosa para los amantes de las novelas de detectives.

domingo, 19 de octubre de 2014

Una propuesta gourmet


"Flying buffet"  en Barranquilla



Los chefs de la academia Cordon Bleu, de Lima, José Miguel Gaona Reyes y Lina Murcia, prepararon un "Flying Buffet" en ocho tiempos para un evento privado en Barranquilla.
Chefs listos para la acción


Cada pequeño plato fue una delicia para los sentidos, desde sus sugerentes nombres hasta el sabor final en el paladar: pollo en salsa de frutas y garam masala; roast beef acompañado de un clásico chimichurri argentino y crocantes anillos de cebolla; tentáculos de pulpo en su jugo con emulsión de aceitunas rosadas; panceta laqueada en demi glace sobre un espejo de miel de naranja y ron...¡Suspiro!

Mejor les muestro estas delicias para que sueñen:
Mezcla de queso de cabra con almendra dulce,
envuelta en tocino crocante, con salsa de limón

Tentáculos de pulpo en su jugo
con emulsión de aceitunas rosadas
.

Lomo de atún en costra de ajonjolí blanco y negro,
en mantequilla negra


Panceta laqueada en demi glace
sobre un espejo de miel de naranja y ron,
decorada con brotes de alfalfa



Pollo en salsa de frutas y garam masala,
decorado con perejil crespo y chips de remolacha
Roast beef acompañado de chimichurri argentino
y crocantes anillos de cebolla

Ragout de fresas con helado de vainilla
y azúcar de caramelo con sal marina
Mixtura de la Ciudad Blanca

 Los platos se sirvieron en maridaje con vinos tintos y blancos, escogidos por el también sommelier José Miguel Gaona.

En fin, una propuesta moderna y exquisita que hizo de  una noche caribeña una maravillosa experiencia gastronómica.




Fotografías: María Alejandra Gaona


jueves, 2 de octubre de 2014

La odisea de llegar al trabajo en Bogotá

CATARSIS URGENTE


Con un suspiro de resignación, tomo mi auto para ir a la oficina. Son las 9:10 am y debo recorrer 50 cuadras más o menos que, con un tráfico decente, tomaría máximo 20 minutos. Tomo la carrera 11, que parece haberse desatrancado, pero no, es una ilusión: en la 116 para tomar el puente, el nudo es tal que decido seguir derecho y coger la avenida 15. 
Carrera 11 al sur desde la 124,
8:00 am

Paso lento por la 11 para tomar la 30, pues la avenida se convierte en una sola vía. Los que construyen vías en esta ciudad no tienen en cuenta el volumen de carros y simplemente angostan una avenida para que pase un carro por vez. Eso sucede en la 116 y en la 127 para tomar la 7a.
Calle 127 para tomar la 7a


Tomo la 106: trancón hasta la 15, avance, frene, avance, frene. Por fin la 15, pero el round point es, como siempre, un caos. Hileras de buses azules del SITP, todos vacíos, inundan las vías, peleándose el espacio con los buses viejos. Salen todos al tiempo, por las mismas rutas y paran en los mismos paraderos, o se varan en cualquier calle porque no son sino máquinas viejas pintadas de nuevas. La gente todavía no los toma porque creo que no entienden los mapas de las rutas que, además, hay que consultar en internet; para rematar, llevan unos rótulos de destino que quién sabe dónde quedarán.
Round point calle 100 con 15

En la 100 con 15 confluyen más o menos 9 vías hacia el oriente, pero hay que pasar por un espacio de un carril para seguir hacia la 7a, espacio en donde paran los buses a recoger y dejar pasajeros, justo junto al letrero que lo prohíbe.

Por la 100 hacia la 11, el tráfico es lento, caótico, hay parqueados en la vía, unos huecos que parecen trincheras, la eterna obra de la 11 que reduce en dos los carriles de la avenida, y unos tipos de chaleco verde, que no son policías, agitando la mano como si con eso uno pudiera ir más rápido. 

Llevo media hora o más de camino y he recorrido 24 cuadras; no hay un solo policía de tránsito; claro, ya terminó el pico y placa, ya pusieron multas, y se fueron; nadie dirige ni controla el tránsito en esta ciudad; los únicos que avanzan son las motos, y las de la policía de tránsito por supuesto, que van culebreando entre los carros como cualquier motociclista, inmunes al trancón, no les dice nada, no es con ellos.
Calle 100 y detrás de estos SITP
 hay 5 más en cola

Por la avenida 11 se logra avanzar un poco más rápido hasta que desaparece la avenida y se convierte en una sola calle a la altura de la 82; otra vez a pelear el espacio, a avanzar entre los buses, a paso lento. Más huecos en la calle 74 y, por fin, puedo entrar a mi oficina. Una hora exacta me ha tomado esta odisea que cada día es peor.

La alcaldía tiene una secretaría que es de Inmovilidad creciente; tiene policías de tránsito que solo ponen multas, olvidando que su función constitucional es prevenir la contravención y no esperar a que suceda para sancionar. Y ha inundado la ciudad de buses del SITP, azules, rojos y naranjas, sin haber sacado a los buses viejos; restringió un carril de la 7a solo para los buses, pero éstos se salen cuando quieren e invaden los otros; y amenaza con multas a los particulares que tomen ese carril exclusivo; más multas, porque se necesitan para que la Secretaría de Inmovilidad continúe inmóvil. 

Bogotá está fea, sucia, llena de huecos, insegura, las paredes pintorrejeadas por vándalos y supuestos artistas callejeros que pintan mamarrachos hasta en los monumentos y estatuas. Es una ciudad sin autoridad desde que se fue Peñalosa; una ciudad en donde estamos solos los ciudadanos, solos con nuestra desesperación y nuestra angustia, soñando con salir de ella en algún momento, porque ya no es acogedora ni amable ni bonita.

Esta catarsis escrita era necesaria para no morir envenenada.
Carrera 7a entre calles 127 y 124