domingo, 31 de enero de 2010

Elfos y Hadas en la Literatura y en el Arte

Elfos y Hadas en la Literatura y en el Arte
Sara Boix Llaveria
Ediciones Morgana, José J. de Olañeta, Editor
Barcelona, 2006

Este es un libro sencillamente maravilloso, de esos que uno lee con una sonrisa en los labios. Un libro de gran formato, ilustrado con reproducciones de cuadros de pintores de los siglos XVIII al XX, principalmente ingleses, y que explica las teorías que se han tejido sobre las hadas, acompañadas de textos de escritores como Shakespeare, Andersen, William Blake, Rubén Darío, y otros tomados del folklore popular celta.
La teoría más hermosa, a mi modo de ver,  dice que las hadas y los elfos son seres intermedios entre el ángel y el hombre, a través de los cuales la divinidad penetra en el universo confiriéndole su belleza, su coherencia y sus leyes. Carecen de alma inmortal y por ello no tienen sentido de la moral. Son Espíritus  Elementales (del aire, del agua, del fuego o de la tierra) que algunos humanos afortunados pueden ver en ciertos momentos del amanecer o del crepúsculo, aquellos que tengan la doble visión, los niños y los artistas, sobre todo los poetas.
La sociedad material de nuestros tiempos no acepta la existencia de estos seres pero, como señala la autora, "a pesar de todo las manifestaciones plásticas y literarias, ya sean cultas o populares, ejercen todavía una fascinación que testifica a favor de la realidad de este Mundo Intermedio". Han existido desde siempre en culturas antiguas, y tal vez sean  lo que queda en la memoria de una vieja sabiduría llena de símbolos cuyo significado se ha perdido en el tiempo,  que la gente conservó en forma de leyendas y canciones populares.
Universos intermedios, universos paralelos, cuya puerta de comunicación con el nuestro probablemente esté en un círculo de hongos en la penumbra de un bosque, en el aleteo de una mariposa o en una formación de nubes en el cielo de la tarde. Las posibilidades son muchas, las opciones para soñar, infinitas.

Por: Silvia Reyes Cepeda
Ilustraciones: tomadas del libro

domingo, 17 de enero de 2010

Haití llora cantando

Alguien canta
en la noche del fin del mundo.
Otras voces se unen
y se elevan sobre el silencio
de los muertos.
Cantando comparten
ese dolor inmenso
que no cabe en un alma sola.
Haití llora cantando
bajo las estrellas frías
e indiferentes.

Por: Silvia Reyes Cepeda

sábado, 16 de enero de 2010

Avatar: encarnación para conservar el mundo

Un avatar es una encarnación de un dios en un ser humano, en la mitología hinduista. Por lo general, es el dios Visnú el que encarna, bien en animales  o en hombres, con el fin de salvar el género humano. Visnú, "el que penetra", es un dios benigno y solícito; es el conservador del mundo. Forma parte de la trilogía divina del hinduismo, con Brahma y Siva. Se le representa con la piel de color azul, y viaja sobre un pájaro fantástico, "Garuda", llamado también "Suparna", el de las bellas alas. A veces, aparece rodeado de otras divinidades, como el dios-mono Hanuman. Los "avataras" se suceden con intervalos de millares de siglos y, según la mitología hinduista, son diez principales y once o catorce secundarios. Por ejemplo,  Matsiavatara (encarnación en pez), Kurmavatara (encarnación en tortuga); Rama y Krishna son, también, encarnaciones de Visnú, y su último avatar será Kalki, al fin del mundo.
Con estas ideas, podemos entender el nombre y algunas especificaciones de la película de James Cameron. En ella, los hombres han creado unos avataras, con una mezcla de genes de los Na´vi, nativos del planeta Pandora, y hombres que aportan su mente e intelecto, para que éstos puedan inflitrarse entre aquellos , convencerlos de mudarse de su casa árbol y así acceder a la explotación de un mineral valioso que abunda en su subsuelo. Los hombres provienen de un mundo gastado y, aún así, no vacilan en arrasar Pandora y su maravillosa y exuberante vegetación. Los Na´vi, de color azul, largas colas de monos, orejas retráctiles y tres metros de altura, viven de y por la naturaleza, con la cual tienen una especial comunicación física y espiritual. Al final, un avatar que es parte de Jack, un exmarine parapléjico, se vincula emocionalmente con los Na´vi y lucha a su lado para defender Pandora de la destrucción; para ganarse el respeto de los guerreros nativos, domina y logra volar sobre el toruk, un gran pájaro fantástico.  
Sin embargo, si volvemos a la mitología hinduista, ¿quién es el dios en la película y quién el avatar? Pareciera ser el hombre el que se  encarna para salvar el mundo Na´vi, pero sin la sabiduría de éstos y su conexión con la naturaleza, sencillamente dejaría de existir como avatar, además de que se contrariaría la mitología en la cual se fundamenta. Me atrevería a afirmar que es el Na´vi el que encarna en Jack, ya que  gracias a su fuerza, sensibilidad y habilidades, le es posible luchar contra los invasores humanos, dada su condición física. Al final, Jack  se convierte totalmente en Na´vi, en una especie de fusión maravillosa gracias al Arbol Madre, la diosa Na´vi que equilibra la vida.  Es un hermoso mensaje el de la película, y una advertencia ante la destrucción que el ser humano va sembrando en el planeta. Y es que la vida debe ser preservada, y con ella la naturaleza, así sea desconocida, exótica o violenta. Realmente, todos tendríamos que ser avataras, conservadores del mundo.

Nota gramatical: La palabra es avatar, con acento en la última sílaba, palabra aguda; su plural es avataras, no avatares, según el autor consultado en materia de mitología hinduista. Ávatar, con acento en la A,  es en inglés.

Texto: Silvia Reyes Cepeda
Bibliografía: Mitología, de Giacomo Prampolini
Ilustraciones: scriptures.ru: Visnú y Garuda

lunes, 11 de enero de 2010

La crónica judicial diaria

Por: Silvia Reyes Cepeda
Los periódicos y noticieros colombianos, unos más que otros, se han convertido en crónicas judiciales; pareciera que la mesa de redacción estuviese en la Fiscalía: robos, desfalcos, secuestros, asesinatos, accidentes, detenidos, bajas, son la gama diaria de las noticias en Colombia. Y en la Costa, se lleva las palmas El Heraldo, una verdadera crónica roja con fotografías a todo color de los muertos, de los heridos y de sus familiares, unido ello a un estilo de redacción cursi y melodramático [Por ejemplo: "reventó en llanto"; o "Con las huellas del siniestro en la cara y con el corazón destrozado..."; o "Fue allí donde lo sorprendió la muerte..."].
Y dentro de este repertorio criminalístico, en primer lugar están los crímenes pasionales que de tanto en tanto, y en épocas festivas, ocurren en la ciudad. Los periodistas, entonces, se explayan en la noticia, dan toda suerte de detalles, hacen cábalas y entrevistan a todos los implicados o testigos, pese a la teórica reserva del sumario.  [Por ejemplo, a raíz del último crimen pasional ocurrido el 31 de diciembre, se entrevista a un testigo bajo este titular: "El político que vino de lejos al centro de una tragedia", ver El Heraldo, edición del 5 de enero de 2010].
Se reviven, también, tragedias similares anteriores y, si no hay suficientes muertos locales, se traen de otros países. Es una cultura de la muerte y del morbo la que parece señorear en la ciudad, y la gente devora con fruición estas noticias para luego comentarlas entre sí. No hay nada más, ¡ah! y la crónica social.
Da pena la baja calidad del periódico y la pésima redacción y mala ortografía de sus redactores y cronistas, en una ciudad por la que entraban en una época las novedades literarias al país, y que albergó y alberga aún a excelentes escritores. Se puede hacer crónica, García Márquez la hizo durante muchos años, pero con calidad, y se puede hablar de dramas, sin cursilería.

Los remito a elheraldo.com.co en donde podrán leer algunas de estas crónicas:

¿Qué papel jugó Fabio Gargiulo? - 1/8/2010
“Fabio y Fabiana”, misterios en la investigación contra Viñas Abomohor - 1/7/2010
“También queremos justicia para Wilger” - 1/7/2010
Leyes para finlandeses - 1/7/2010
Bajo supervisión de médicos del Inpec permanece Samuel Viñas - 1/7/2010
Si Policía hubiera fallado, Viñas estaría libre, dice el General Gutiérrez - 1/6/2010
Fiscal responsabiliza a la Policía por libertad de Viñas - 1/5/2010
El político que vino de lejos al centro de una tragedia - 1/5/2010
Viñas pasa a la cárcel de El Bosque - 1/5/2010
Asegurado Viñas - 1/4/2010
Debate nacional a sistema penal - 1/4/2010
A esta hora transcurre audiencia contra Samuel Viñas - 1/4/2010
Sus amenazas no me dejan vivir en paz: Clarena Acosta - 1/3/2010
Fallo que decretó divorcio entre Samuel Viñas y Clarena Acosta - 1/3/2010
Investigarían a fiscal que dejó en libertad a empresario que asesinó a su esposa - 12:15 p.m. - 1/3/2010
Entrevista a Samuel David Viñas Acosta - 1/3/2010
“Mi madre presentía lo que le iba a pasar” - 1/2/2010
En Campo, albañil mató al marido de su ex esposa y la hirió de siete puñaladas - 1/2/2010
Empresario con problemas mentales mató a su ex esposa - 1/1/2010
Empresario asesinó a su esposa en Barranquilla - 1/1/2010



lunes, 4 de enero de 2010

"Millenium" sin literatura



La trilogía “Millenium”:
Los hombres que no amaban a las mujeres.
La chica que soñaba con un bidón de gasolina y un cerillo.
La reina en el palacio de las corrientes de aire.

Autor: Stieg Larsson
Editorial Destino

Por:Silvia Reyes Cepeda

Mikael Blonkvist, director de una revista –Millenium– especializada en ventilar casos de corrupción en Suecia, acepta investigar la desaparición de la sobrina del millonario Henrik Vanger, a cambio de que éste le suministre información para destapar los negocios sucios de un industrial. En esta tarea, recibe la colaboración de una extraña chica, Lisbeth Salander, empleada a destajo en una empresa de seguridad. Lisbeth es antisocial, poco comunicativa y violenta, pero es una experta hacker y una matemática amateur. Juntos, localizan a la sobrina, y descubren una sórdida historia de incesto y violencia familiar. Con la información que recibe Mikael, denuncia el emporio de corrupción del industrial. Lisbeth aprovecha sus dotes de hacker y  le roba una gran suma de dinero sin que nadie lo sepa, lo que le permitirá vivir con holgura y adquirir bienes que nunca habría podido tener. Ella no cree en la autoridad, ni en la justicia del sistema, sino en lo que pueda hacer ella por sí misma. Ha sido víctima de abusos desde su infancia y eso parece justificar sus actitudes.

El autor utiliza un lenguaje periodístico y policial que describe de manera minuciosa todos los detalles, como los equipos electrónicos que utilizan los protagonistas, lo que compran, dónde comen y beben, qué consumen, dónde viven. Es un estilo práctico y conciso, rápido y directo, realista, sin figuras literarias; aquí no encontraremos metáforas ni juegos de lenguaje, ni descripciones elevadas; sólo violencia, violencia explícita física, síquica y sexual; la historia desnuda los abusos contra las mujeres, el tráfico de drogas y de mujeres para prostitución mediante engaños, la corrupción en las esferas de poder político y económico, las profundas raíces de odios políticos, el poder de los medios de comunicación, y todo ello en una sociedad que uno pensaría que está en un nivel de desarrollo tal que no permite que estas cosas sucedan. La obra nos revela una Suecia que en otras latitudes desconocemos, y de la cual tenemos una imagen, por lo visto idealizada, de alto desarrollo, educación y bajos niveles de corrupción.

Stieg Larsson (Suecia 1954-2004), según los datos que figuran en su página web, era un periodista y reportero de guerra muy conocido como experto en los grupos de la extrema derecha antidemocrática; participó a mediados de los ochenta en la fundación del proyecto anti-violencia Stop the Racism, al que siguió en 1995 la Expo Foundation, de cuya revista Expo fue director. Murió intempestivamente poco después de entregar el tercer libro a su editor y antes de ver publicada su primera novela, hecho que ha sido utilizado como un disparador de las ventas de la trilogía, y cuyo éxito lo ha colocado a la cabeza de los autores de la llamada novela negra.

Sin embargo, desde el punto de vista de la ética social, hay un tema en el fondo que resulta preocupante, y es que “el crimen paga”. Lisbeth obtiene lo que quiere por la vía de un robo; a un ladrón, a un corrupto, cierto, pero robo al fin y al cabo, que nunca es descubierto, lo que le permite vivir el resto de su vida sin preocupaciones materiales; es una joven sin educación distinta de la autodidacta, sin trabajo permanente, que vive al margen de la sociedad a la que confronta de manera permanente; cuenta con grandes habilidades informáticas con las que se mueve en los límites de la legalidad, sobrepasándolos casi siempre; y ha sido víctima “del sistema”, casi que por razones de Estado, lo que conduce a ser indemnizada en cierto modo; pero queda la sensación de que esa victimización justifica cualquier cosa.

Si bien la labor de los escritores no es escribir historias con moralejas educativas, no se puede negar que tienen cierta responsabilidad frente a su público lector, sobre todo si éste está conformado por jóvenes, muchos como Lisbeth Salander, con grandes deseos de tener dinero y cosas materiales con poco esfuerzo sin importar si las vías son legales o no, responsabilidad que es mucho mayor si se trata de un autor de éxito, así sea póstumo.

La sociedad actual se mueve en un ámbito de violencia de todo tipo, y eso lo refleja la obra de Larsson, pero se queda allí, mostrándola apenas, y justificando de cierta manera las respuestas violentas a esa violencia que nos rodea y la negociación de los principios éticos vitales como instrumento de supervivencia.

La historia es impactante, atrapa al lector, quien tiene que seguir leyendo de manera frenética para saber qué pasa, lo cual es el deseo de todos los escritores; el lenguaje visual y detallista hace posible “ver” la película o la serie televisiva para las que parecen haber sido escritos. Sí, son libros escritos para convertirse en guiones de cine; y se venden, han sido un éxito de mercado, tal vez por la fórmula de mezclar realidad social, violencia, sexo, consumismo y transgresión de las normas legales y sociales, o por cierta tendencia del posmodernismo de diluir las distinciones entre cultura “alta” y cultura “popular”, o por una labor de “marketing” que utiliza la muerte trágica y temprana del autor y su propia profesión y vida, enlazándola con la del protagonista. Pero se echa de menos la literatura. Larsson no es Dashiel Hammet, no es Simenon, no es Chesterton, no es Borges, ni mucho menos, Poe. No queda nada para la imaginación; es pura acción, nada más, acción violenta.