jueves, 29 de junio de 2023

Caminos Antiguos

 

GUÍA DE VIAJE POR EL IMPERIO ROMANO
Jerry Toner
Editorial Crítica, 2022


Marco Sidonio Falco es un romano adinerado que, por una ligereza verbal, ofende al emperador Calígula (años 37-41). Decide alejarse de Roma y organiza un viaje por el Imperio: Grecia, Egipto, la Galia, Hispania, hasta llegar a Britania en donde su hijo presta servicio junto al muro de Adriano. Se va por miedo, pero justifica su viaje en la natural curiosidad del ser humano por ver las cosas de las que se lee o escucha hablar, en una época en que el viajar se ha hecho posible con la paz romana y su red de comunicaciones.

Escribe, así, una guía para quienes no saben por dónde empezar a conocer el imperio, qué cosas ver en los lugares que visita, sitios de interés, las comidas, los caminos, las posadas -buenas, malas y pasables- la arquitectura, estatuas, pinturas, la historia, las leyendas, y hasta cómo tratar a tus esclavos y con qué alimentarlos durante el viaje; cada ciudad tiene foro, coliseo, baños, templos, mercados, todo lo que considera  símbolo de la civilización y la grandeza del Imperio. 

Vía Apia en turismo.org
Parte del puerto de Puteoli, en el golfo de Nápoles, luego de vencer las supersticiones del capitán del barco, y llega a Olimpia, a tiempo para asistir a los juegos, ver la estatua de Zeus elaborada por Fidias, y el templo de Hera lleno de ofrendas. Sigue a Esparta, en cuya cercanía está el lugar "en el que Penélope decidió casarse con Ulises". Continúa hacia Corinto a través de Arcadia, la tierra del dios Pan; 
Corinto "es una urbe metropolitana tan llena de visitantes que adolece de aquel otro eterno problema de los viajes: los guías turísticos", que no se callan ni suplicándoles que lo hagan. 

Pasa por el campo de Maratón y llega a Atenas, "la joya de Grecia", que "tiene muchas maravillas: la acrópolis, el puerto, las murallas que conectan la ciudad con el Pireo y los muelles, monumentos conmemorativos de grandes comandantes y estatuas de dioses y hombres".
Recreación de Atenas, vía al Pireo
tomado de asociacionesperidesandalucia.es

Dominaban el mundo cultural, aún bajo el yugo romano, y su afán de ser los mejores "puede interpretarse como una forma de escapismo que permitió a los griegos cultos olvidar la realidad, olvidar que estaban bajo el dominio militar y político de los romanos y centrarse en un mundo de fantasía en el que todavía eran superiores", escapismo que sigue siendo válido para todos los tiempos difíciles, incluso ahora.
Biblioteca de Éfeso

De El Pireo se dirige a Rodas, "cuyas altas torres se veían con nitidez desde alta mar", y en donde ocurre un terremoto y se escucha "un profundo rugido que sonaba como un trueno saliendo de las entrañas de la tierra". Llega a Éfeso, "una de las ciudades más grandes y hermosas del imperio", con su templo de Artemisa que tiene "más de cien columnas de mármol, de 56 pies de altura", "un puerto bullicioso", un enorme teatro, y obras públicas patrocinadas por quienes ejercen cargos de importancia, como Celso, bajo cuyo gobierno se levantó una biblioteca que contuvo miles de rollos. Aún hoy, en ruinas, es magnífica. Del templo de Artemisa solo queda hoy un pedazo de una columna.

Falco continúa su viaje por Esmirna, "la ciudad más bella" de todas las que bordean la costa. Acude al sanatorio de Asclepio en Pérgamo, en donde se recupera de una afección de la vista. Pasea por Troya, "la ciudad de los héroes", a la cual Roma liberó de impuestos por considerarla la "ciudad-madre", y concluye que "un eón es demasiado corto para visitar todas las glorias que Troya puede ofrecer". 

Sigue a Antioquía, "la capital de Siria, que rivaliza con Alejandría en tamaño, esplendor y riqueza", con calles porticadas, acueductos y mercados exóticos; pasa por Judea, "un lugar deprimente" devastado por el imperio para sojuzgar a los rebeldes judíos y cuenta que por eso el emperador Adriano refundó Jerusalén convirtiéndola en la ciudad romana de Elia Capitolina, impidió que los judíos entrasen salvo un día al año y, "para no tener que volver a usar el nombre de Judea, la denominó Palestina". 

Alejandría "casi rivaliza con la propia Roma en esplendor" y es una excepción en Egipto, que "es otro mundo" y "hace que incluso las obras más antiguas de Grecia parezcan jóvenes". Remonta el Nilo hasta las pirámides, que "constituyen uno de los alardes de riqueza mas superfluos y absurdos de la historia". En Tebas, ve la estatua que habla y graba su nombre, como tantos otros visitantes, en la pierna de la estatua. 

Llega a Hispania, famosa por la cría de caballos,  luego de una accidentada navegación, a descansar en la propiedad que tiene en Tarraco. Luego, cruza la campiña de la Galia, cuya naturaleza "refresca el espíritu de una forma que nada hecho por el hombre podrá jamás", y arriba a Britania, rumbo a la muralla de Adriano al norte, más allá de la cual hay pueblos bárbaros y extraños; entre más se aleja de Roma, el mundo parece menos civilizado. Falco se pregunta "por qué querría el Imperio romano conquistar a estos pueblos incivilizados". 

Cada capítulo de Falco es comentado por Jerry Toner, su secretario en el viaje, "para contextualizar algunas de sus opiniones y contrarrestar algunos de sus prejuicios irreflexivos", porque Falco, como todo romano rico, es algo cínico e indiferente a las clases inferiores y a los pueblos sojuzgados. En estos comentarios, Toner detalla las fuentes de lo que ha narrado Falco: Heródoto, Procopio, Plinio el Viejo, Dion Casio, Virgilio, Pausanias, y muchos otros más.

Es difícil reseñar un libro tan rico en lugares clásicos, anécdotas e historias como esta Guía, amenizada con la chispa irónica de Falco, que solo en uno o dos capítulos, al final, se pierde un poco aflorando más el ensayista clásico, pero definitivamente es un libro amenísimo e instructivo sobre la historia de la Roma Imperial, y las obras arquitectónicas y artísticas que aún hoy, en ruinas, nos permiten imaginar cómo fueron. Pero, como concluye Toner, hoy nadie pensaría que un imperio sea algo bueno; si bien el Imperio trajo muchos beneficios, como carreteras, edificios, acueductos, el derecho, el comercio y la paz en muchas zonas, también tuvo consecuencias terribles: brutalidad, pueblos aplastados, esclavización de millones de personas, gobiernos arbitrarios. Sin embargo, no es posible hacer un juicio sobre algo tan complejo. "Roma fue lo que fue".

Jerry Toner es profesor y director de estudios clásicos en el Churchill College de la Universidad de Cambridge. Entre sus libros se encuentran Sesenta Millones de romanos, Cómo manejar a tus esclavos, Mundo Antiguo, e Infamia, el crimen en la Antigua Roma.