miércoles, 10 de septiembre de 2014

Contra la lógica del beneficio

LA UTILIDAD DE LO INÚTIL
Manifiesto
Nuccio Ordine
Editorial Acantilado

¡Qué maravilloso es "entender la alegría de los pequeños gestos cotidianos", "descubrir la belleza que palpita en nuestras vidas: en una puesta de sol, un cielo estrellado, la ternura de un beso, la eclosión de una flor, el vuelo de una mariposa, la sonrisa de un niño"!
Todo lo que es aparentemente inútil, la literatura, la poesía, el aprender por conocer, por curiosidad, todo eso que no se puede medir en términos de beneficio, y que sirve para "ayudarnos a escapar de la prisión, a salvarnos de la asfixia, a transformar una vida plana, una no-vida, en una vida fluida y dinámica, una vida orientada por la curiositas respecto al espíritu y las cosas humanas".
A recordarnos esto se dirige este Manifiesto de Ordine (Calabria, Italia, 1958), que divide en tres partes: la primera, sobre la útil inutilidad de la literatura; la segunda, alusiva a los "efectos desastrosos producidos por la lógica del beneficio en el campo de la enseñanza, la investigación y las actividades culturales"; y en la tercera, repasa algunos clásicos que "han mostrado la carga ilusoria de la posesión y sus efectos devastadores sobre la dignitas homini, el amor y la verdad".
Ordine trae a colación al coronel Buendía de García Márquez, quien tuvo que promover treinta y dos guerras, violar todos sus pactos con la muerte "y revolcarse como un cerdo en el muladar de la gloria, para descubrir con casi cuarenta años de retraso los privilegios de la simplicidad".
tomada de akantilado.wordpress.com
Y a Hawkins, que en la Isla del Tesoro, no le da valor a la riqueza encontrada, sino que siente fascinación por la variedad de monedas, sus grabados, sus distintos orígenes, todo lo que cuentan. A Montaigne, quien pasa el tiempo en soledad, "estudiando para divertirse y no para ganar nada". A Cervantes, que  cuenta las  aventuras inútiles y gratuitas de Don Quijote. 
Kakuzo Okakura, recuerda Ordine, en su Libro del Té (1906), escribe: "Al ofrecer a su amada la primera guirnalda, el hombre primitivo se eleva sobre la bestia; saltando sobre las necesidades burdas de la naturaleza, se hace humano; percibiendo la sutil utilidad de lo inútil, entra en el reino del arte".
Nuccio Ordine, fotografía tomada de
acantilado.es
Lamenta Ordine la excesiva profesionalización de los estudiantes, porque ello "significa perder de vista la dimensión universal de la función educativa de la enseñanza", pues "en cualquier hombre hay algo esencial que va mucho más allá del oficio que ejerce"; y sigue a Víctor Hugo cuando anota que las reducciones presupuestales a las ciencias, letras y artes son doblemente perversas, puesto que son insignificantes desde el punto de vista financiero, y "nocivas desde todos los demás puntos de vista".
Y es que "cuando la crisis atenaza a una nación es más necesario que nunca duplicar los fondos destinados a los saberes y a la educación de los jóvenes, para evitar que la sociedad caiga en el abismo de la ignorancia", y eso recalcaba Hugo en 1848 a la Asamblea Constituyente: "¿Cuál es el gran peligro de la situación actual? La ignorancia. La ignorancia aún más que la miseria".
En fin, el libro de Ordine es fascinante, seguiría hablándoles de él, pero debo dejarles algo para descubrir cuando lo lean.
Ordine es profesor de literatura italiana, filósofo, y un gran conocedor del Renacimiento y de la obra de Giordano Bruno, aquel gran pensador que fue el último en ser quemado en la hoguera por la Inquisición, en 1600, y quien tuvo la osadía de decir que el sol no era sino una estrella más, y que debían existir muchos mundos, tal vez habitados.
Giordano Bruno
Y es que, como anota Ordine, "cuando prevalece la barbarie, el fanatismo se ensaña no sólo con los seres humanos sino también con las bibliotecas y las obras de arte, con los monumentos y las grandes obras maestras". 
Nada iguala el placer de aprender por aprender, por curiosidad, que una cosa lleve  a la otra; ni el placer por el asombro ante cosas pequeñas y aparentemente banales; ni el placer de abandonar temprano la oficina para escribir esta nota en mi blog, así pocas personas la lean.