domingo, 22 de agosto de 2010

Un mundo de tinta

CORAZÓN DE TINTA
SANGRE DE TINTA
MUERTE DE TINTA
Cornelia Funke
Ediciones Siruela y Fondo de Cultura Económica



En esta trilogía fantástica, los personajes literarios cobran vida con la voz de ciertos lectores, pero al arribar a nuestro mundo, envían al mundo del libro a alguien de la vida real, incluso al autor mismo del libro.
El problema se presenta cuando otra persona quiere robarse las palabras del escritor para acomodar la historia a sus intereses, o cuando los personajes empiezan a actuar como si tuvieran libre albedrío. Entonces, hay que ir reescribiendo la historia para orientarlos,  para que tenga un final feliz y, en el camino, encontrar el momento y el espacio para que el escritor supere la página en blanco y las palabras vuelvan a él. Fenoglio, el autor, lo logra en la cima de un árbol gigantesco, a base de preguntas, porque "toda buena historia se oculta  tras una maraña de preguntas  y no es fácil descifrar sus secretos. A esto se añade que ésta tiene su propia cabeza, pero si le haces las preguntas correctas, ella te musita todos sus secretos. Una historia así es muy parlanchina".
Mo, el encuadernador de libros, convertido en bandido en la historia para combatir la maldad y librar al reino de Umbra de sus tiranos, es Lengua de Brujo, el que puede convocar los personajes con su voz, don que tiene, también, su hija Meggie. Aman el mundo de tinta con sus hadas azules que te arrancan pelos de la cabeza para sus nidos, con los elfos de fuego que tienen el secreto de los escupe-fuego, los prestidigitadores que hacen bailar flores de fuego en las puntas de sus dedos; en donde hay  hombrecitos de cristal que afilan las plumas de los escritores y dibujantes;  mujeres blancas que se llevan a los muertos y lavan su corazón para que olviden el mundo exterior, y que a veces los devuelven, siempre a cambio de algo, aún cuando les siembran una incierta nostalgia en el pecho; y gigantes con ojos de camaleón que se duermen con las canciones de las mujeres. Es un mundo maravilloso, hecho de palabras y literatura, que recoge la fantasía, la belleza y la crueldad de los cuentos de hadas.
La obra está compuesta por capítulos cortos, cada uno de ellos con un  epígrafe  de trozos de poesías, de historias o cuentos de diversos autores de todos los tiempos, como si éstos también contribuyesen con la escritura del libro, o como si sólo existiese un único libro que se escribe continuamente por todos los escritores que existen o han existido. La multitud y variedad de esas citas nos muestran, también, el universo de las lecturas de la autora.
Cornelia Funke (Dorsten, Westfalia, 1958), educadora e ilustradora, ha escrito más de cuarenta libros destinados al público infantil y juvenil y recibido múltiples premios, entre ellos el Jacob-Grimm en 2009, y el Premio Roswitha 2008 de la ciudad alemana de Bad Gandersheim, otorgado porque "sus libros se dirigen tanto a niños como a adultos y hablan con la inmediata insistencia de una danza medieval a la muerte, de arte, de la vida y de lo perecero. El consuelo ayuda a sus historias justamente porque éstas solo cuentan verdades, a veces amargas y desconsoladas. Con los libros de Cornelia se puede aprender a leer, pero también a vivir".
En el epígrafe del primer capítulo de "Muerte de Tinta" hay un poema de Rilke que dice: "Dorados sobre el estante/ brillan los lomos de los libros:/ pilares para los puentes/ del viaje al país de las hadas". Eso son estos libros.